jueves, agosto 16, 2012

Oriol Malló reconoce el acierto de nuestras críticas

Reproducimos aquí, por su importancia, un comentario de Oriol Malló colgado en respuesta a:


No puedo estar más de acuerdo con tu crítica. Como autor de aquel libro, y ya muy lejos de Cataluña y el catalanismo, el punto clave que convierte En tierra de fariseos en un ensayo fallido es la incomprensión que tenía yo en aquella época que la ruta del catalanismo era el sionismo y su proyecto racista. Aún no había conocido Israel ni había estudiado en serio el fenómeno del nacionalismo judío y su mezcla de plataforma neocolonial, segregación racial y fantasías darwinistas, victimistas y religiosas que hoy, como triunfal madeja de poder, asume casi todo el catalanismo en forma harto previsible.

Gracias por este texto que revela una severa falla de origen en mi libro, pero como dice el refrán sabe más el diablo por viejo que por sabio y, lejos del laberinto español, el cul-de-sac mimético del catalanismo y el españolismo, rehenes ambos de Bruselas y las redes imperiales que se mueven entre Washington y Tel Aviv, se entienden mejor las cosas. Entre el neoaznarismo, el neopujolismo y los 100 mil hijos de San Luís que hoy predican la destrucción del estado y las conquistas sociales en favor del capital financiero, queda claro que solo hay un Dios, una línea y una razón psicótica que alimenta el engranaje de esta destrucción: el peligroso triunfo del sionismo como expresión final y depurada del capitalismo en el siglo XXI.

PD.: Del famoso artículo del 2005 poco hay que decir. La misma chusma neoliberal es De Azúa que Vicent Sanchís. El mismo odio al mundo real los une. Virtudes de la gran crisis: los opuestos se unen y el resto descubrimos que son lo mismo: el enemigo de siempre...

No es habitual que un autor reconozca sus errores, máxime teniendo en cuenta la dureza del escrito en que denunciamos esos mismos errores. Oriol Malló nos da, empero, las gracias y, en consecuencia,  recupera toda su credibilidad. Oriol Malló es un ejemplo de integridad intelectual. También nosotros hemos cometido errores, el desarrollo espiritual de la persona no entraña otra cosa que la admisión, tácita o expresa, de los propios errores. Sólo conozco personalmente a un intelectual que sigue pretendiendo haber nacido como una Atenea armada y que no ha modificado su discurso (gracias a las experiencias místicas que, sostiene, le han beneficiado tempranamente) desde que tiene uso de razón: Laureano Luna. Él, como mucho, ha ampliado su saber, ha añadido hilo a  la madeja, pero no existe en Luna algo así como una evolución, una ruptura, un descubrimiento de algo nuevo que modifique y corrija un "estado de conciencia" anterior, excepto aquel previo a la "iluminación". Nosotros, como Oriol Malló, somos sin embargo finitos y, por tanto, evolucionamos, tropezamos, erramos... No es compatible la aceptación de la finitud con la infalibilidad. Lo es, en cambio, y mucho, con la honestidad. Todas las imputaciones de intenciones que hemos lanzado sobre Malló quedan así refutadas de facto por su nota. El reconocimiento de error debe traducirse automáticamente, por nuestra parte, en una rectificación. No hemos suprimido dichas imputaciones porque ello supondría redactar un texto nuevo, pero sí las hemos moderado, por una simple cuestión de decencia personal. En cualquier caso, quedan anuladas por la presente, puesto que Malló afirma que nunca fue consciente de trabajar al servicio del sionismo, del liberalismo o del capitalismo; y ello aunque algunos aspectos de En tierra de fariseos (2000)favorecieran, de rebote, a estos auténticos enemigos de los pueblos que él reconoce ahora que lo son.

Saludos desde Figueres a Oriol Malló, que vive y escribe actualmente en México sobre la corrupción de la casta política española, tan podrida, no lo olvidemos, como la catalana.

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